“Nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía”, versos en voz de Camilo Cienfuegos Gorriarán contenidos en su último discurso público. Se despedía de su pueblo sin siquiera saberlo; solo de hombres como él sale el verbo fino y comprometedor.
Eran días de creación fértil por una obra nueva, al tiempo que se precisaban acciones concretas para levantar sobre rocas la verdad histórica de que la victoria alcanzada no la despojaría nada, ni nadie. Hasta los muertos de tantas batallas se levantarían a custodiar el preciado bien de la libertad.
Al calor de las estrofas incitadoras de Bonifacio Byrne, traídas hasta la muchedumbre por el Señor de la Vanguardia, los presentes: campesinos, intelectuales, blancos, negros se fundían en uno solo, cubano.
Aquel 26 de octubre de 1959 nacían las Milicias Nacionales Revolucionarias, genuina formación popular que aplastaría cualquier intento de agresión. Antes habían nacionalizado las empresas norteamericanas como consolidación de una ruta diferente.
La fragua de las milicias, que había echado a andar Camilo en su última expresión pública vino con los meses en las arenas de Girón, la lucha en los lomeríos contra bandidos y en el proceso revolucionario por venir.
61 años después emerge el héroe con los brazos alzados e invita a defender la bandera como símbolo de libertad plena.
(Imagen de Archivo)